Hoy compartimos la boda de Laura y Guillermo, mi hijo, un “día muy especial”.
Casarse en Asturias nunca es garantía de sol radiante, pero si hablamos de verdes los tiene todos: brillantes, jugosos y con todos los matices imaginables. Un festín para los sentidos. Y así lo vivimos. Con la emoción de un momento único y la ilusión de disfrutar de cada segundo de un día inolvidable.
La finca donde se celebró el enlace, muy especialmente vinculada a los novios por motivos familiares, nos ofrecía rincones maravillosos, con personalidad propia. Además, los novios tenían claro lo que buscaban: una decoración sencilla, muy campestre y natural, con un punto silvestre que permitiera lucir por sí mismo al entorno.
También querían hacer un guiño a nuestra querida tierra leonesa y la fecha de la boda nos lo puso fácil al coincidir con la época de floración del lúpulo, una variedad cultivada en un extraordinario paraje leonés. Lo utilizamos para enmarcar la entrada al templo y para recibir a los recién casados a la salida.
“En la boda de Laura y guillermo en lugar del tradicional arroz o los pétalos, estos novios fueron felicitados ¡con una lluvia de flor de lúpulo! Y les encantó”
La flor de lúpulo además de amaranto Pittosporun y cupresus nos sirvió también como elemento unificador para decorar los bancos de la iglesia, en preciosos toques con forma de cascada, muy originales y delicados a la vez.
El altar se rodeó de una armonizada composición silvestre, como si se encontrara en mitad de una fantástica pradera repleta de verdes distintos y salpicada con toques de amarillo, rojizos y pinceladas de morado. Una réplica perfecta de lo que uno puede encontrarse “caleyando” por Asturias y disfrutando de sus prados, siempre desbordantes de vida y color.
Con esas premisas hicimos el ramo de flores de la novia con eucalipto, flor de cera, astilbe nigelia, heleborus y olivo. El efecto era el de haber sido recogido en un paseo reciente.
“Un ramo de novia original, elegante, sencillo y discreto, pero con mucha personalidad y con la misma naturalidad y esencia que caracterizan a Laura”
El trabajo decorativo en la finca fue una auténtica gozada. Encontrarse con la ventaja inicial de un espacio cuidado y con carácter propio siempre es un buen punto de partida y simplifica las tareas. Si sumamos a esto unos novios con las ideas muy claras, el resto es coser y cantar.
Apostamos por limones y crasas para los centros de mesa, porque el contraste que resulta con los manteles bancos y la alfombra vegetal natural que siempre ofrece Asturias es un acierto seguro. Nos garantizaba ese efecto natural y fresco que en verano siempre se agradece. Incluso en el norte se necesita de ese frescor de los cítricos, es un extra de vitaminas que aporta luz y energía al conjunto, y teníamos claro que no debíamos renunciar a él. Además, la finca tiene sus propios limoneros. Integrar sus frutos era un guiño más a los recuerdos de los novios en la finca y a sus seres queridos.
Cestos de paja, mimbre y ratán repletos de ramas de roble y haya con solidago (flor amarilla muy silvestre) apoyados en pequeños centros de limones repetían la combinación de color y alegría que aportaba el conjunto enmarcado en una preciosa carpa rodeada de altísimos cupresos e iluminada con guirnaldas de luz.
Los puntos de apoyo de la carpa se rodearon de enredaderas que acogían a las mesas para los invitados y una gran mesa central decorada con enormes jarrones que multiplicaban el frescor y la sensación de inmersión en plena naturaleza. Pura magia.
Jugamos también con vajilla, cristalería, manteles y diversos elementos decorativos: farolitos, jarras y jarrones de delicado cristal para multiplicar la luz, recios troncos, cestas de mimbre, cajas de tosca madera y ramas de magnolio con sus brillantes e inconfundibles hojas, para unificar el conjunto y seguir creando pequeños rincones llenos de encanto.
Os decíamos al principio que la finca era de por sí el mejor escenario posible, una aliada perfecta para sacar el máximo partido a un día especial. Las palmeras nos sirvieron para enmarcar el rincón desde donde una banda en directo llenó de música la celebración. Decidimos integrar cada elemento de la casa en un recurso decorativo más: las escaleras y sus barandillas de forja se vistieron con enredaderas y hojas de magnolio, muy abundante en la finca. Velones, cestos de hierro e inmensos jarrones de estilo barroco, rebosantes de verde, jugaban con la piedra, envejecida por el tiempo y tapizada con la solera del musgo y los líquenes propios del húmedo clima cantábrico.
Mención aparte merecen los espectaculares agapantos de la propiedad. Son un elemento característico de la finca y quisimos darles protagonismo, lo mismo que a las hojas de los espléndidos magnolios.
En Espacio Verde León siempre intentamos aprovechar al máximo todo aquello capaz de lucir sin coste adicional, integrándolo en el conjunto del proyecto decorativo y tratando de sumarlo al concepto global para dotar de sentido al todo. En esta ocasión, nos tocó añadir al cariño que siempre ponemos en cada trabajo, el reto de lograr que el sueño de Laura y Guillermo se hiciera realidad y contribuir a que el inicio de su futuro en común arrancara de la mejor manera posible. Queridos hijos: ¡muchísimas felicidades!
“Ha sido un honor ayudar para que el día de la boda de Laura y Guillermo fuera un momento feliz e inolvidable”
Vestido: @miguelcrespinovias miguelcrespi.es
Chaqué: @menders_tb menders.es
Fotógrafo: @edgarlealnsc edgarlea.pt
Catering: @asturcocteleros asturcocteleros.es
Carpa: @safaratensocarpas safara.es
DJ: @gondelore
Banda: @stereostarband stereostarband.es